Hoy cumplo 34 años en este planeta.
Tranqui, este no va a ser un email turra con las 34 lecciones vitales aprendidas en estos 34 años.
Lo cierto es que cada día soy más consciente de que no tengo ni idea de nada.
Sin embargo, sí tengo muy clara una cosa.
Solo una cosa.
Esta cosa es una cosa muy sencilla.
De parvulitos.
De cajón.
Hasta un mono enfermo que tiene una fábrica de ginebra podría entenderla.
Y a la vez, es lo que más me ha ayudado a estar hoy aquí, en lugar de vendiendo rascas de la ONCE por los locutorios de Torrejón de Ardoz.
(Te garantizo que no es ninguna broma).
Me ha ayudado más que desayunar avena.
O que dejar de fumar.
O que estudiar una carrera absurda que me hizo perder 5 años de mi vida.
No esperes nada grandilocuente.
Aunque escriba así, línea a línea.
Como sentando cátedra.
Como un copywriter de los de verdad.
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Te aseguro que se trata de algo fácil.
Y al mismo tiempo, encierra todo el sentido de la vida y del universo.
Esa cosa ha estado siempre en mi cabeza. Taladrándome sin descanso.
No sé a quién se lo debo. No tengo ni idea. Pero a alguien será.
Y dice así:
“Si quieres que pasen cosas, haz cosas”.
Me gusta la palabra cosas.
Esto no sé si es muy de copywriter, pero todo en esta vida son cosas.
Y la palabra cosas la entiende todo el mundo.
Así que nada, por aquí te dejo la única cosa, la más importante.
Si te quedas quieto, si te quedas quieta, todo mal.
En la vida hay que hacer que pasen cosas.
Feliz día