Ayer hablamos de nuevos comienzos en esta newsletter.
Por si te lo perdiste, te resumo que a partir de ahora voy a utilizar este canal para compartir contigo los entresijos de mi negocio.
Tampoco es que haya mucho que mostrar, esto no es una empresa con un montón de trabajadores que factura cientos de miles de euros cada mes.
Es solo una persona tratando de ganar dinero adaptando su trabajo a su filosofía de vida.
Me metí en esto porque pertenezco al club de los idiotas que consideran el trabajo como algo de lo que poder disfrutar a diario.
Romper normas y hacer que funcione mi método de trabajo constituye la parte más creativa de la gestión de mi negocio, y para mí la más satisfactoria.
Sin embargo, te adelanto que en cuestión de negocios no tengo ninguna formación específica (solo una licenciatura en Publicidad de la que lo que más recuerdo es el olor a la plancha de la cafetería y que “jugador de chica, perdedor de mus”).
Esto significa que voy aprendiendo de lo que leo, lo que escucho, lo que veo, y sobre todo, lo que vivo en mis propias carnes. Y que la incertidumbre de saber que mi próximo experimento puede salir bien o mal, lejos de incomodarme es algo que me pone mucho.
Así que, antes de nada, debes tener una cosa clara: que comparta contigo la forma en la que quiero hacer crecer mi negocio no significa que mis decisiones sean las mejores.
De hecho, pueden no serlo en absoluto.
Dicho esto, pasemos a mi planteamiento para el próximo trimestre.
#GodSaveTheCopy
Una newsletter sobre copywriting, creatividad y ventas.
Si te va el morbo, apúntate para contemplar en primera persona los tropiezos y aciertos de alguien que quiere hacer crecer su negocio de forma poco convencional.
Es gratis
Actualmente el 100% de los ingresos de mi negocio provienen de mis servicios como copywriter.
Esto es lógico teniendo en cuenta que es el único objetivo que he tenido hasta ahora.
Ofrecer servicios es algo que me gusta.
Trabajar con clientes contribuye como nada a mejorar en mis habilidades como copy y me abre a la posibilidad de conocer grandes personas.
Pero tiene un contra que ya te sabes: el intercambio de tiempo por dinero puede resultar agotador y el flujo de caja no tiene demasiada consistencia.
Es decir, hay meses como noviembre que se me juntan dos proyectos grandes y me quiero suicidar, y meses como julio, que podríamos ilustrar con este gif:
Por eso, y porque sé que poner todos los huevos en la misma cesta suele ser un error, este año me he propuesto abrir una nueva vía de ingresos.
Tengo que ver cómo lo hago todavía: tal vez formación, tal vez ofrecer mentorías, tal vez una membresía, tal vez only fans, no sé.
Lo que sí sé es que antes de tomar una decisión, mi objetivo es otro:
Hacer crecer esta lista.
No hay que ir a estudiar a Harvard para saber que el oro de cualquier negocio digital está en su lista de correo.
Y que el mismo tiempo que ahora invierto mandando este email para mis 557 suscriptores, tendría muchísimo más retorno si fuéramos 5.000.
Así que crecer a este ritmo de tortuga recién nacida es algo que tiene que cambiar:
👆 Aquí, la prueba de que a 17 suscriptores por mes, igual cuando tenga 100 años he conseguido una lista potente, pero sinceramente espero jubilarme antes.
También te digo que crecer sí, pero no a cualquier precio.
En el mes de octubre volví a escribir emails a mi lista después de casi un año desaparecida.
Sin embargo, la acogida fue buena y considero mis tasas de apertura más que respetables:
👆 Aquí, la prueba.
De nada sirve crecer si en el camino estos números cambian.
He estudiado mucho las posibles opciones para revertir este crecimiento de tortuga, y tengo algunas ideas para empezar a aplicar ya, pero como este email se está haciendo largo te las cuento otro día.
Por cierto, si después de haber leído esto, tienes algún consejo o idea que crees que puede ayudarme, te animo a que lo hagas respondiendo este email.
Feliz día.