Deberías beber más

Andrea VAM
Andrea VAM

Copywriting y estrategias de voz de marca
Huyo de los convencionalismos como de la cerveza caliente. Escribo cosas para que tú vendas. Me gustan los tacos (cocinados y hablados).

Voy a contarte una cosa.

El domingo pasado me levanté a las 6:30 de la mañana. Todavía era de noche y hacía frío.

No había churros pero no importaba.

Metimos todos los trastos en el maletero del coche y a las 8:15 estábamos en el punto de encuentro con nuestros amigos.

Íbamos a escalar el Pico de la Miel, que a esas horas todavía permanecía oculto tras una densa niebla.

Comenzamos la aproximación a la vía. Media hora de pateada para arriba hasta que llegamos a la pared. Una vez allí, empezó a soplar un viento que ni el levante gaditano.

Hacía un frío de pelotas.

Nos quedamos ahí como unos pasmarotes pensando qué hacer. Había opiniones de todo tipo.

– Ya que hemos venido y nos hemos pegado el madrugón no vamos a irnos así…
– Pero, joder. Si hace frío abajo imagínate 150 metros más para arriba.
– ¿Y si la roca está húmeda de la niebla y nos resbalamos?
– Seguro que al final abre.
– Se va a poner a llover, fijo.
– No sé, no sé.

Estuvimos una hora esperando a ver si el tiempo cambiaba.

A veces el viento era tan fuerte que se llevaba la niebla de golpe y dejaba ver un rayo de sol que nos devolvía la esperanza. Pero entonces, volvían las nubes.

En fin.

Yo no soy Paco Montesdeoca y esto no es un post sobre el tiempo.
Es un post sobre qué hacer cuando las cosas no salen cómo las habías planeado.
Algo que te ocurrirá muchas, muchas veces a lo largo de tu vida.
Y de tu negocio.

El caso es que al final, el colega más motivado de los allí presentes comenzó a escalar en un acto de fe. Y a él le siguieron otros dos valientes…

Ahora, ¿crees que esta historia acaba con algo así como si luchas por lo que quieres puedes con todo?

Pues no, titi.

Hacía más frío que alicatando un iglú. Finalmente cancelamos la excursión y tuvieron que descender el primer largo rapelando. Después, bajamos hasta el bar donde teníamos los coches aparcados y hubo caldo, vino y risas.

¿Mal? Pues tampoco.

Al final, más que enrabietarnos por el cambio de planes, aprendimos a disfrutar del nuevo escenario.
Porque al final se trata de eso.

Hay muchos negocios que siguen un mapa mental obsoleto y que ya no vale, pero se sienten más seguros ascendiendo en dirección a un lugar que ni siquiera se ve, que bajando al bar a por caldo.

Esto pasa por el miedo al cambio. Por el miedo a que todo lo que en el pasado era válido, ya no lo sea en el futuro.

Mejor resbalarse que tirar por la borda un madrugón.

¿Tú eres de esos o de los de vino y caldo?
Porque si eres de los segundos podemos hablar de copywriting y buscar un día soleado para escalar tu negocio.

Empieza aquí.

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