El otro día vi Blonde.
La peli protagonizada por Ana de Armas y basada en la historia personal de Marylin Monroe.
Bueno, en realidad no.
Es mentira.
La película no está basada en la historia personal real de Marylin Monroe, sino en la novela Blonde de Joyce Carol Oates, que reinventa la vida de la actriz.
Quédate con este verbo, reinventa, porque es importante.
La película me pareció un completo infierno. Aburrida y desagradable a partes iguales. 3 horas de sufrimiento solo sostenido por la diosa Ana de Armas que borda su papel y nos regala una imagen extraordinariamente realista de Marylin. Y encima en un idioma que no es el suyo.
Y este, tal vez sea uno de los mayores pecados de la película.
Me explico.
Mira, si es domingo por la noche y decides ver una película que se llama Blonde y cuya protagonista es una actriz que imita a Marylin Monroe hasta el punto de parecer la auténtica Marylin, tú piensas que lo que estás viendo está basado en algo real.
Pero no.
Toda la película es ficción.
Subjetiva.
Osea, mentira.
Sí que está inspirada en “lo que pudo haber sido”, pero no en lo que fue.
Y nadie le puede preguntar a Marylin qué opina al respecto.
No puede defenderse.
Está muerta, así que lo tiene jodido.
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Sin embargo, un montón de gente que haya visto Blonde se va a quedar con esa imagen. Porque el cine tiene ese poder. Pocos se pararán a pensar que todo lo que sale es fruto de una novela. Van a dar por cierto algo que no es. Van a quedarse con lo que el director ha querido hacer con la vida reinventada de Marylin. No con lo que fue de verdad.
Da igual lo que sea, solo importa lo que parezca. Y en “Blonde” Marylin parece muchas cosas y pocas son buenas.
Esto es importante para que te des cuenta de algo.
La gente te va a conocer más por lo que pareces que por lo que eres.
Y con tu negocio, pasa lo mismo.
Igualar ambas facetas solo depende de ti.
De si eres capaz de comunicar el potencial de lo que vendes.
O si eres capaz de alinear tus valores y los de tu negocio para que la gente conozca la verdad.
Porque la verdad vende, la verdad.
El cine pretencioso, no.
Si quieres que tu negocio se parezca más al ser que al parecer, podemos hablar.
Feliz día.