La próxima discusión con tu pareja la vas a ganar tú

Andrea VAM
Andrea VAM

Copywriting y estrategias de voz de marca
Huyo de los convencionalismos como de la cerveza caliente. Escribo cosas para que tú vendas. Me gustan los tacos (cocinados y hablados).

Si esto lo hubiera sabido en la época en la que trabajaba vendiendo por negocios a puerta fría, tal vez mis comisiones hubieran subido como la espuma.

Pero jamás me lo contaron. Así son las empresas que se dedican a vender y no te tienen ni idea de ventas.

El caso es que, cuando tu objetivo pasa por convencer a los demás de una idea y motivarlos en esa dirección, debes aplicar esto.

Me da igual que sea una presentación de negocios.
Una reunión de equipo.
O una pelea con tu pareja.

Esto no es algo que yo haya descubierto de la nada, en plan Eureka, sorprendiéndome en mitad de una ducha y obligándome a salir chorreando hasta el ordenador.

Ni esto es la antigua Grecia ni yo soy Arquímides.

La verdad es que el germen de la idea lo descubrí contemplando vídeos en youtube de excelentes oradores que hablaban sobre comunicación y storytelling.

Tras una mañana sumergida en el universo de las charlas Ted, me di cuenta de algo.
Todas las intervenciones me parecían la bomba en la mayor parte de los casos. Sin embargo, había algunas cuyo mensaje calaba profundamente en mi subconsciente y otras que olvidaba a los diez minutos.

¿Qué tenían de diferente?

La respuesta la encontré en un vídeo de Chris Anderson, uno de los fundadores de las Ted Talks, y cuyo título prometía lo que cumplió después: analizar aquello que convierte una charla en algo inolvidable para la audiencia o en algo que olvidarán en cuanto salgan del auditorio.

Tal vez estés pensando que son un montón de variables las que hacen que metamos una charla en un saco u otro.
Qué manía con querer complicar las cosas cuando todo se reduce a algo mucho más simple.

Mejor me dejo de rollos y voy al grano.

La diferencia entre una charla buena y otra que no lo es tanto es cómo está diseñada.
Las primeras, lo hacen atendiendo a una sola idea inicial.
Una única idea que es la que de verdad desean comunicar a su audiencia.

Es decir, que si la gente se va de ahí y alguien le pregunta sobre qué ha ido la ponencia de fulanito, contesten sin titubeos.

En los otros casos, esto no está tan claro. Y da la sensación de que tratándose del mismo tema, existen un montón de ideas que querer comunicar, provocando que ninguna llegue de manera efectiva.

A la comunicación le pasa como a ti el día de la boda de tu prima Trini, mejor no mezclar demasiado.

Mañana seguimos con esto y te cuento una historia que lo ilustra genial y que sé que no olvidarás.

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