Una valiosa lección de mierda 💩

Andrea VAM
Andrea VAM

Copywriting y estrategias de voz de marca
Huyo de los convencionalismos como de la cerveza caliente. Escribo cosas para que tú vendas. Me gustan los tacos (cocinados y hablados).

Como es viernes y mi tasa de apertura de emails suele ser más baja que el resto de la semana, me voy a permitir la licencia de hablar de caca.

Esto es un regalo para los real fans que abrazan lo escatológico como parte inherente a la vida.

Resulta que hace mucho tiempo, en el 1415 concretamente, ingleses y franceses libraron la batalla de Agincourt. Fue una de las tantas que tuvieron lugar durante la llamada Guerra de los 100 años.

Puede que 2021 no haya empezado tan bien como habías previsto y se te esté haciendo bola pronto, pero lo de esta gente pegándose 114 años a la gresca es otra movida.

El caso es que esta batalla fue uno de los momentos decisivos de la larga contienda, y dio inicio a una nueva etapa en la que los ingleses tomaron media Francia.

UK: antes queriendo entrar y ahora queriendo salir, pero always liándola.

Vale, ¿qué tiene esto que ver con la caca?

En un principio la batalla de Agincourt no tenía tan buen pronóstico para las tropas británicas. Básicamente tenían dos problemitas:

El primero, encontrarse en inferioridad numérica.
El segundo, la mayoría de los soldados estaban enfermos de disentería y sufrían continuas diarreas.

La cosa no tenía buen color, literalmente.

En mitad de una batalla lo de buscar un sitio para hacer tus cosas no debe ser fácil y además supone dejar de matar enemigos y correr el riesgo de que te maten a ti. Y morir en batalla no mola, pero hacerlo mientras te cagas encima todavía menos.

Por eso los británicos decidieron salir al combate desnudos de cintura para abajo.

Así no habría necesidad de tener que bajarse los pantalones y podrían batallar y seguir la llamada de la naturaleza al mismo tiempo. 2×1.

Cuenta la leyenda que aquello tuvo algo que ver con la victoria de las tropas británicas sobre los franceses. Debieron flipar viendo acercarse a aquel ejército de hombres semidesnudos rodeados de excrementos.

También tuvo algo que ver el error táctico que cometieron y que impidió a su ejército desplegarse como es debido. Pero esa historia no mola tanto ni tiene tanta épica.

Tan solo quédate con una cosa:

Los ingleses tomaron una debilidad y la convirtieron en un arma de guerra. Gracias a un infortunio inicial, aquel ejército de blancuchos se llevó una lección valiosa: flechas y caca, combinación imbatible.

Las debilidades solo son debilidades si no las enfocas bien.
Las debilidades son el mejor argumento de venta si sabes cómo usarlas.

Haz como los ingleses: deja de tapar tu mierda y úsala.

También de eso va el copywriting.

¡Feliz fin de semana!

P.D: ¿Ayudará con la tasa de apertura haber colado la palabra mierda en el asunto del email? Yo digo sí, granujillas.

P.D 2: La semana que viene te lo cuento.

 

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